Si vivimos el presente, aquí y ahora, podemos detener el tiempo por ser seres de energía. Cuando estamos leyendo o escuchando algo que nos agrada, el tiempo desaparece, se detiene. El pasado ya no es y el futuro solo es una invención. Es una posibilidad que la creamos en nuestra mente y lo vivimos como si ya existiera, por eso se puede hacer realidad. CREER ES CREAR.
Para el ser humano adulto el estado de presencia es difícil, no así para un niño que lo normal es que esté absorto en lo que se le dice. El adulto va desaprendiendo esta forma de prestar atención y su escucha se convierte en una forma de “escuchar no interesada sino educada”, es decir, deja la cara y se lleva el resto. Se queda pensando en su pasado o lo que será su futuro.
La presencia o vivir el presente es tan importante porque el cerebro se abre. Sin embargo, no nos atrevemos a traspasar el camino del héroe o heroína. Qué lo impide. Salir de la zona de confort provoca tensión, pero para crecer, evolucionar debemos atrevernos a dejar la zona de comodidad y asumir el desafío que se plasma en el Sistema Nervioso Central.
La vida te saca de esa zona de confort cuando se presenta una crisis. En ese momento el ser humano hace una valoración pensando que puede ser un estado peligroso, que algo puede suceder y no sabe cómo manejarlo. Se produce un riesgo en su funcionamiento cerebral y ese cambio lo lleva a razonar si en algún momento debe atacar, bloquear o huir. Esto no se produce en la zona de confort, pero al tomar la decisión de salir de ella, se activa el mecanismo de adaptación, para que funcione, no solo se debe sobrevivir, sino vivir y ser dueño de tu propio éxito.
Podemos vivir generando ilusión, pasión, algo que el pasado no lo pudo predecir, pero si enfrentamos desafíos seremos capaces de resolverlo. Si decimos: “No, no me atrevo”, y no salimos de la zona de confort, viene el estancamiento del progreso como seres humanos.
René Descarte, filósofo, matemático y físico francés (s.XVII) dijo: “Yo pienso, por lo tanto, soy”, o “Pienso luego existo”. Lo central es el interés por el hombre como ente pensante, aunque sea imperfecto. Como si lo único valioso fuera la cabeza, la erudición, lo que sabes y conoces.
Blaise Pascal, filósofo, físico y matemático francés, dijo: “El corazón tiene razones, que la razón desconoce”, es decir, los seres humanos actúan erráticamente, como si el poseer cosas pudiera hacerlos felices. Sugiere que existe una riqueza infinita en el autoconocimiento. Solo se logra con “cierta quietud”.
Si creamos una visión que inspira y mueve, la mente se abrirá. Lo que quiere sentir el corazón, la mente se lo muestra.
¡¡Salir de la Zona de confort es sentirse libre, arriésgate!!
Fotografía: Ig @bradyknoll
Eliana Yañez Eterovich
Nacida en Punta Arenas en 1949, es profesora de Castellano de la Universidad de Chile, con 40 años en la educación. Aficionada a la pintura y literatura, actualmente tiene publicados tres libros. Sus escritos se relacionan al crecimiento personal. Hace 13 años se dedica a Terapias alternativas como Biomagnetismo Médico, Bioenergía, Energía Universal, Fortalecimiento Cuántico, Alineación y desbloqueos de chakras, Reconexión, Método Yuen, entre otros.