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La Revuelta de las Pueblas

En los baños del colegio, solíamos escondernos muchxs, pues en un espacio de normales, no teníamos cabida, dado que no cumplíamos aquel guión… el de La Normalidad. Ésta, a mi entender, ha sido un pilar fundamental del Sistema-Mundo Modernidad que es Patriarcal y Colonial. En esta ficción en la cual vivimos, comienza como tal; es decir: como un sistema-mundo, a partir del 12 de octubre de 1492; dado que Europa se puso al centro mientras que todos los otros territorios se constituyeron en periferias. Un Mundo que emergió desde la Unicidad, desde la Única Posibilidad de existencia, es decir: El Mundo del Uno. Allí, en donde se construyó La Normalidad, la que a su vez erigió un muro para contrarrestar a lxs anormales que nunca fueron un grupito aislado.

La primera división fue la raza, una que a diferencia de lo que muchxs puedan pensar, no tuvo el color como el elemento fundamental, esto fue posterior, con el brutal proceso de colonización de lo que en la actualidad se llama África. Esta división dijo: nosotros los Conquistadores somos los normales, somos los humanos, mientras que ustedes los indios, no. Con el tiempo, fue cambiando esta visión, pero los conquistadores impusieron la feminización e infantilización de los seres de estas tierras, a quienes se les llamó indios indistintamente de sus especificidades territoriales, ubicándoles en un No Hombre, en una mujer social, al decir de Francesca Gargallo.Se dijo que no podían hacerse cargo de sus bienes, pues eran como niños y por tanto, necesitaban tutelaje. Se constituyeron así, esos otros. Otros que compartían con otrxs muy otrxs en sus territorios, muchxs de lxs cuales fueron perseguidxs por lxspropixscoterránexs. Pues la urgencia por La Normalidad caló profundo vía Colonización, en cada ser, en cada lugar de estos territorios.

Mediante la construcción del estado-nación, tal persecución se acentuó, extendiéndose a una serie de grupos que nunca se allanaron a la firma de lo que se llamó “Contrato Social”. Y es que a partir del siglo XIX, se generó lo que algunos caracterizan como una transición entre la colonia y la república, entre una educación dominada por la religión hacia una laica y también liberal. Sin embargo, lo que no considera esta caracterización, es que a mi parecer, la colonización no se ha detenido ni en nuestros territorios ni en nosotrxs que ansiamos ser normales y buscamos con desenfreno estar rodeadxs de normales.

El Proyecto Nacional de la República, que echó mano de lo que ellos entienden como la libertad, se construye fuertemente, con algunos de los siguientes elementos:

-Orden Social, Progreso: Hay que ordenar según el paradigma social hegemónico, para avanzar hacia la constante maravilla del futuro.

-Elite o Bajo Pueblo/Cultura Popular: Una marcada división entre un selecto grupo dominante y una gran pluralidad de existencias con sus propios códigos.

-Dispositivos Médico-Judiciales para disciplinamiento y control de los cuerpos en pos del Proyecto Nacional: Todo el control/disciplinamiento y represión se realiza mediante una institucionalidad determinada.

Este Orden Social se entendió como aquel cuerpo necesitado de que todas sus partes fueran funcionales, de lo contrario, se enfermaba, como lo explicaba Orrego Luco. Entonces, nadie que no cumpliera con el contrato social, es decir, que no fuera persona ciudadana normal iba a colaborar con este cuerpo sano. Lo enfermaría, lo contaminaría con su propia enfermedad. Una que se alojaba en cualquier existencia no ciudadanista: prostitutas, homosexuales (sodomitas), alcohólicxs, vagabundxs, etc.

El no ser capturadxs en ciudadanxs, mediante la firma del llamado contrato social, les volvía peligrosxs, y necesitaban ser degradadxs a nivel de discurso. Algo muy bien representado por los llamados vagabundos, como lo consigna Mario Góngora: “Andan desamparados por aquel reino, dice de ellos González de Nájera a comienzos de siglo- e, hay muy pocos que puedan ya sustentar de vestido: que es lo más costoso en aquella tierra a sus pobres hijos” (1)

Pero, no es que anduvieran desamparadxs, sino que fluían por fuera del Orden, pues no respetaban sus reglas de establecimiento rígido.

Creo que a partir de octubre del 2019, se hace evidente una grieta de todo este impuesto orden social, cuando estudiantes secundarixs, aquel 09 de octubre, saltan el torniquete por primera vez para evadir el pago del pasaje del metro, lo cual ya se había hecho antes, pero en esta ocasión era distinto. Principalmente, creo, dado que estamos viviendo lo que algunos han denominado un cambio de ciclo.

Un cambio suavizado por lo que era una fuerte institucionalidad, dique de contención que impedía llegar a impugnar realmente a la casta política, a los grandes empresarios. Pero se comenzó a agrietar el 2011 para ya terminar de romperse hace año y medio. Una grieta manifestada en una crisis política, sin poder ser salvada por la deslegitimación institucional, a causa de escándalos como la colusión de las farmacias, los casos de pedofilia al interior de la Iglesia Católica, el fraude de Carabineros, o el desfalco de personeros como Ponce Lerou, de más de 128 millones de dólares.

La elite y la casta política, casi en su totalidad, lo intentaron parchar con el espurio acuerdo para proteger al humano relativo que, según toda esa tracalá de iluminados dueños del país, unos pocos deben tutelar a muchxs. En circunstancias que amplios sectores decidieron que debía arder todo, que debían irse todos. En noviembre, sin embargo, hubo un intento de freno a éste: la institucionalidad daba manotazos de ahogado. Pues el dique está roto, la corriente continuará arrasando con todo. Ya se llevó la Constitución de Pinochet, y me pregunto: ¿qué más se llevará? Creo que todo y más, a pesar de la trampa colonial del binarismo que nos capturó en apruebo/rechazo.

Un binarismo que tuvo su capítulo célebre el 25 de octubre, en lo que la elite denominó como “fiesta democrática”. No resulta extraño entonces, que seres del talante de Andrónico Luksic, en los días previos, haya escrito en su cuenta de twitter,  lo siguiente:“Q tengan un fin de semana en paz, con tiempo para la reflexión libre e independiente. Que el domingo todos puedan manifestar lo que les dicta su propia conciencia, sin violencia y sin miedo, según lo q crean mejor para el futuro de Chile. Mis mejores deseos para uds y familia”(2)

O que el mismo Paul Vásquez, integrante de lo que fue la dupla humorística Dinamita Show, llamara a no marcar con AC el voto, para evitar el peligro de ser anulado. Pues hay que seguir con El Orden.

Estamos asistiendo y construyendo un cambio de ciclo que, a mi entender es más profundo que el fin del Neoliberalismo, enterrado simbólicamente el 11 de septiembre pasado. Es, como plantea la feminista decolonial Karina Ochoa, del develamiento del fracaso de la Modernidad, es decir, un fracaso civilizatorio. Es, incluso, una caída del Patriarcado, como lo plantearan ya las Mujeres de la Librería de Milán en los noventa, pues ha caído el Patriarcado de los patriarcas, quienes han recrudecido en sus métodos de violencia, ante la inminente derrota.

Un Orden Civilizatorio que ha temblado con el torpe manejo del gobierno de Piñera de la situación pandémica. Y digo torpe, porque teniendo claridad de que lo suyo es crueldad pura, por defender los intereses del gran empresariado. Su manejo además, ha sido idiotamente torpe. Una situación en donde la gente debió rascarse con sus propias uñas a propósito de los retiros, que a la vez han permitido ir socavando el negocio que ha implicado las Afp´s. Recientemente, el Tribunal Constitucional superado como todas las instituciones, por la marea de cambios, tuvo que ceder frente a la población. La Normalidad se rompe cada vez más.

Sobre ésta se dijo que era el problema, es decir, 500 años son el problema, y como sin Patriarcado no hubiera sido posible la colonización, entonces, 10 mil años son el problema.

Ahora es claro que esta institucionalidad pretende llevar agua a su molino, con las trampas de la Convención Constitucional. Por ejemplo, mediante el quorum de los 2/3, a través del cual, la nefasta derecha ya se prepara en unidad, recordemos el llamado de Piñera al respecto; un escenario muy distinto del que enfrenta la llamada oposición.

Frente a esto, es fundamental seguir con los códigos de la Revuelta: la calle no se suelta, con un imaginario propio. Ser, una colectividad compuesta de múltiples colectividades, como la Revuelta que no tiene hasta hoy, un interlocutor. En tal sentido, la invitación es a constituirse  Monstrux. Según la RAE, su escritura correcta es Monstruo y quiere decir lo siguiente: “Ser que presenta anomalías o desviaciones notables respecto a su especie/ Ser fantástico que causa espanto/ Cosa excesivamente grande o extraordinaria en cualquier línea./ Persona o cosa muy fea./ Persona muy cruel y perversa./ Persona que en cualquier actividad excede en mucho las cualidades y aptitudes comunes./ Conjunto de versos sin sentido que el maestro compositor escribe para indicar al libretista dónde ha de colocar el acento en los cantables”.(3)

De las siete acepciones, cuatro le presentan abiertamente como lo no deseable, mientras que las tres restantes, expresan su carácter de único.

Una monstruosidad representada por la x que implique no saber qué es o cuántxs, considerando que solo puedan ser entendidxs como merxsindividuxs. Ser una monstruosa incógnita, en desacato al binarismo. En tal sentido, lo no binarix,  o existencias no binarixs se vuelven una posibilidad, pues implica incertidumbre como Monstrux. Porque fluyen, fluyen, y son en sí fluidos, más que el proyecto inacabado que busca tener una culminación. Es un desafío a esta Modernidad, que ya dijeron por ahí, su historia empieza y acaba con Europa.

En estas existencias No Binarixs, la colonización se desgrana, es arena que se pierde entre los dedos, en su propio descompuesto olvido. Los conquistadores/colonizadores se mueren, llevándose consigo, agonizantes, a los binarismos… rígidos y excluyentes binarismos que se parapetan tras sus propios muros del Mundo del Uno. Van brotando las existencias no binarixs, tensionando y poniendo contra las cuerdas al Pensamiento Binario, a la existencia que es una sola, porque es del Mundo del Uno. Es un binario que excluye lo que no sea y curiosamente, corta, con su cuchillo, su propio cuello.

Siendo, sin ser evidentes para ellOs. La invitación es volver a ser La Revuelta Plural, La Revuelta…de las Pueblas. Es decir, romper el contrato social, romper la captura ciudadana, permitiendo ir más allá de las próximas elecciones de mayo.

Comprendiendo también que somos diferentes y tal como lo planteaba Kala el otro día, un dejarse caer también es parte de cómo funcionamos cada unx. No todxs podemos lo mismo, hay quienes tememos a las personas y nos cuesta organizarnos con otrxs de manera presencial, y nos dedicamos a la información, a facilitar ayuda. En fin, lo que sea que podamos seguir haciendo para continuar en la construcción de todos esos mundos posibles, desde nuestros cuerpos otros muy otros.

Lilit Herrera

  1. Mario Góngora. Vagabundaje y sociedad fronteriza en Chile (Siglos XVII a XIX)

http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:98603

  • Twitter de AndrónikoLuksic, 23 de octubre de 2020

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Lilit Herrera Contreras
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