Mi sonrisa es agridulce. Estoy, como dice Ismael Serrano, cumpliendo más años que promesas. Me toca hacer dormir a Santiago. Con sus nueve años ya, y, mientras cae en el dulce sueño infantil, le digo que los monstruos no existen, que mañana va a tener un lindo día en la escuela. Le miento al decirle … Leer más