Chepi fue tu apodo por las calles de Sombrero
Una vez fuiste creciendo aquel sueño apareció
En su busca infatigable los metales doblegaste
En el reino de las fieras o eres presa o cazador.
Desde siempre me ha gustado internarme por el campo
Es por eso que al Canelo con sigilo me acerqué
El misterio de aquel día entre sombras se mantiene
Que lo turbio no oscurezca la claridad de mi ser.
Alicia deleitaba con almuerzos que mi viejo
Desde el frente sustentaba con esfuerzo y con tesón
Al amor que me profesan yo mi vida entregaría
Hoy las llagas de esta herida son la triste comunión.
Andrea fue acarreando angustiosa incertidumbre
Al no saber la suerte de su hermano protector
En el cielo te imagina o detrás de alguna estrella
Velando por ‘Pichichi’, su sobrino regalón.
Ya esta luz se va apagando mi esperanza es la consigna
Que algún día se revele lo que fue que sucedió
Que mi estampa no se olvide por ahora les recuerdo
Hay un diablo que anda suelto y en lo impune se escondió.
El domingo 02 de septiembre del 2007 alrededor de las 00:30 horas, Bomberos, una ambulancia del SAMU y personal de Carabineros del retén de Kon Aiken se dirigen raudos hacia el sector del Río Canelo (camino a Las Pingüineras) alertados por un lugareño del aparente volcamiento de una camioneta, en una situación bastante confusa.
El vehículo era una Toyota Hilux verde oscuro, doble tracción, perteneciente a Rubén Enrique Zúñiga Hurtado, de 35 años, quien desde esa noche se encuentra desaparecido, no sabiéndose a ciencia cierta lo que allí sucedió.
El funcionario de Asmar, que se desempeñaba en el taller de máquinas y herramientas como tornero, se dirigió hacia el mentado sector junto a un compañero de trabajo y un conocido de este último, para participar en una jornada de cacería, actividad a la que era apasionado.
La versión de ellos (y recogida por la prensa) es que regresaban hacia Punta Arenas de noche y al tratar de cruzar el río, el vehículo es arrastrado por la corriente, para terminar dado vuelta, logrando ambos salir ilesos de esto, no así Rubén quien es el que iba manejando.
Al respecto Andrea Zúñiga, hermana menor de Rubén, dice al diario ‘El Pingüino’ (19/7/2017): “Cuando llegamos estaba el GOPE. Era un día horrible, estaba lloviendo, el río estaba muy feo, torrentoso. A la camioneta se le veían las cuatro ruedas hacia arriba, estaba volcada y en ese instante nos dijeron que mi hermano tuvo el accidente cuando supuestamente venía de vuelta. Estos dos personajes lograron salir, de 54 y 57 años respectivamente. Las dos personas se ayudaron entre ellos, uno supuestamente llegó a la orilla, y el otro al momento que se volcó la camioneta quedó arriba y el que estaba en la orilla le tiró un pantalón de buzo y con ese lo sacó”.
Eladio Barría, un campañista de la estancia Río Caleta, fue quien dio aviso a la policía tras escuchar los gritos de estas personas. Lo hizo a través de un teléfono satelital disponible en la estancia.
En la forma y el tiempo transcurrido desde el comienzo de la tragedia hasta que les avisan, se comienzan a presentar una serie de incongruencias que hacen dudar a la familia Zúñiga Hurtado de la veracidad de lo relatado.
En la misma entrevista Andrea dice que les avisaron el domingo 02 de septiembre alrededor de las siete de la mañana que su hermano se encontraba desaparecido tras el supuesto accidente. La noticia no fue entregada por Carabineros, que es lo que uno espera en este tipo de situaciones, si no que por unos conocidos de Rubén, los cuales eran acompañados por una de las personas que iban con su hermano. Aparentemente hasta la prensa se enteró antes que sus familiares.
Ni Altamirano ni Illanes presentaban lesiones o rasguños tras haber salvado del volcamiento, logrando abrir las puertas del vehículo, en la oscuridad de la noche, con frío y luchando contra la corriente del río, mientras eran arrastrados unos 80 metros hacia abajo. Rubén, según ellos, quedó dentro y no logró salir.
En las horas previas a la tragedia estuvieron compartiendo con unos trabajadores de la estancia, donde hubo, y como es natural, ingesta de bebidas alcohólicas (vino y pisco, por ejemplo), lo cual fue negado en un principio por quienes acompañaban a Rubén en aquella fatídica jornada de caza.
Al respecto Andrea Zúñiga continúa: “Una de las cosas extrañas es que no se encontró nada de lo que mi hermano llevaba puesto, zapatos, polerones ni nada, sólo apareció lo que llevaba suelto en la camioneta (…) Cuando llegamos la gente de la estancia tenían una fogata y ahí estaban. La gente de la estancia dice que ellos se fueron, pero no vieron pasar la camioneta por el río. Antes habían estado conversando, comiendo y compartiendo con la gente de la estancia, cuando se fueron dicen que no se percataron de las luces de la camioneta, y según lo que dicen es que se acercaron a ver y vieron la camioneta volcada, dando aviso” (El Pingüino, 19/7/2017).
Una vez sucedida la desgracia, participó mucha gente en las labores de búsqueda. Voluntarios de la Unidad Sub-Acuática de la 6ª Compañía de Bomberos, personal del Gope (Grupo de Operaciones Especiales de Carabineros), Ejército, Armada (partida de salvataje de la III Zona Naval), Municipio, pescadores, compañeros de trabajo de ‘Chepi’, como apodaban al cazador. Hubo gestiones de un senador. Intendencia movió recursos y maquinarias. Se escudriñó incluso las aguas del seno Otway, donde desemboca el río Canelo. “La gente con una retroexcavadora trabajó en el río y no encontraron nada. Los mismos pescadores, gente que conoce los movimientos del mar, que conoce hasta los horarios de las mareas, se metieron en el momento, nos ayudaron a hacer los recorridos por las orillas, caminamos kilómetros y kilómetros, pero no encontramos nada” (El Pingüino 19/7/2017). La familia busco por meses.
Los que acompañaban aquella noche a Rubén aparecieron una o dos veces en las labores de búsqueda, después dieron vuelta la página y la espalda.
Cuando fue posible desviar y secar el río, para ver si aparecía el cuerpo del infortunado cazador, lo único que se pudo encontrar fue su rifle, el cual estaba con su culata quebrada.
El padre de Rubén, Don Fernando Zuñiga, cuenta en una entrevista realizada por ChileVisión, que el vehículo fue sacado del lugar y trasladado hacia la maestranza sin haberle realizado los peritajes pertinentes.
Rubén Zúñiga Hurtado, hijo, hermano y tío, el 11 de julio del 2020, debería haber cumplido 48 años. Sus familiares aún conservan la esperanza que salga a la luz lo que sucedió. Creen que se estableció un pacto de silencio en torno a lo realmente acontecido, como dice la canción: “Mejor no hablar de ciertas cosas”. Su familia todavía carga el dolor en sus corazones.
Alexander Santander Olate
Profesor de Historia y Ciencias Sociales.