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EL DESBORDE DEL RÍO LAS MINAS.

Marzo de 1945, abril de 1956, mayo de 1990 y marzo del 2012, cuatro fechas distintas marcadas por una misma tragedia, el desborde del Río Las Minas, en la ciudad de Punta Arenas, Magallanes.

Centrándonos en mayo de 1990 la lluvia y el viento se extendió por espacio de cuatro a cinco días, variando levemente su intensidad entre los días 8 al 12 del mes del mar. Esto hizo colapsar el lecho del Río Las Minas provocando un desastre comparable al de un terremoto, según el Director Nacional de la ONEMI Héctor Orrego, tanto en el sector periférico y aledaño al lecho del río, donde se habían establecidos tres loteos o tomas ilegales: Última Esperanza, El Trébol y Aylwin; como también en el sector céntrico, norte y sur de la ciudad.

Respecto a las causas, el Intendente Roque Tomás Scarpa, nombró las siguientes:

  • Más que por la lluvia caída fue producto del deshielo y el consecuente desborde, avivado por la intensa precipitación.
  • La acción de los pirquineros en su búsqueda del oro, en el lecho del río. Producen con esto movimientos de tierra donde se deja gran cantidad de material de deshecho el cual finalmente es arrastrado por la corriente del río, yendo a parar bajo y/o sobre los puentes de la ciudad de Punta Arenas. O por lo que encuentre en su tempestuoso camino.

El informe científico-técnico decía que las abundantes lluvias fueron provocadas por el sucesivo paso de sistemas frontales los que fueron bloqueados por un centro de alta presión en el sector atlántico, lo anterior dio circulación al viento este lo que trajo un aporte de humedad desde dicho sector. 

Los datos más duros establecieron que el mes de mayo de un año normal registra 48,2 mm de precipitación. Este mes de mayo en particular en sus primeros nueve días ya llevaba un total de 47,8 mm. En un año normal precipita 164 mm. Durante enero y mayo de 1990 ya había caído un total de 185 mm (datos aportados en aquel entonces por el climatólogo Ariel Santana, quien también fuera profesional de la UMAG). Las olas más altas durante aquellos trágicos días llegaron a los 2,26 metros.

Esta demostración del poder de devastación que tiene la indómita naturaleza dejó un saldo de 5.000 damnificados, casas arrasadas, destruidas o dañadas; enseres perdidos, vehículos inutilizables, campos y sectores anegados, puentes cortados, mercaderías dañadas, daños graves en la parte céntrica, familias evacuadas de sus hogares. Afortunadamente no hubo personas fallecidas, la única diferencia casi con los daños que provoca un terremoto donde la muerte es más segura. El sábado 12 de mayo de 1990 se declaró a la zona en estado de emergencia. El 2012 se repetiría la historia.

Curiosamente el único que mencionó el tema como problema ecológico fue una persona que firmó, en la prensa, con el seudónimo de Winter. El presente desborde se debió a la acción, según él, de los pirquineros, la toma ilegal de terrenos (campamentos) junto con el daño que se produce a la ribera del río y el peligro para ellos por la inestabilidad histórica del mismo. Establece que al río hay que cuidarlo, así como también evitar la deforestación ya que la creación de desequilibrios ecológicos trae sus consecuencias…fue el comentario más acertado que leí.

Alexander Santander Olate
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Profesor de Historia y Ciencias Sociales.

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