Karina Contreras convive con la música desde niña, era un componente esencial en su hogar. Recuerda que su mamá escuchaba el género clásico y que a su papá le gustaba mucho el rock argentino de Spinetta, Lito Nebia, Fito Páez, también oía bossa nova de Milton Nascimento y Chico Buarque y hacía folclor. Gracias a Javier, su hermano, recibió la influencia de compositores de guitarra clásica, como Agustín Barrios. Por esa época, no compraban muchos discos, pero eran parte de la fiel audiencia radial. Aunque en principio no conocía a los compositores que sonaban en la radio, poco a poco empezó a identificar a Héctor Villalobos, Chopin y tantos otros.
Cuando mira al pasado, comenta: “La música me encontró a mí” y señala que gracias a su entorno familiar este proceso se dio naturalmente, no fue una decisión que tomase para ser famosa, sino como consecuencia espontánea. “Yo decidí quedarme en la música porque me hacía feliz y me hacía sentir siempre acompañada y por la felicidad que le producía a mis papás y a mi hermano”, puntualiza.
Tu aldea conversó con Karina, para conocer cómo vive concretamente este encuentro.
Cuéntame de tus estudios y dime ¿Cómo es ser una artista de la música en Punta Arenas?
“En el tema de los estudios es súper extraño, porque si bien yo he tenido formación en conservatorios y universidad, creo que la formación más importante que tuve fue en casa, con mi papá y mi hermano, porque ahí fue donde aprendí casi todo lo que sé y sigo aprendiendo, tanto con ellos como de manera muy personal, con mi búsqueda. Yo leo, analizo cosas, entonces estoy practicando. De eso se trata un poco el arte, o por lo menos lo que yo concibo como arte. Es estar haciendo cosas, todo el tiempo experimentando, viendo estéticas nuevas, buscando lo que más me llama la atención, buscando sonoridades, colores, buscándome a mí. Ese aprendizaje es el más importante.
Yo comencé en mi casa, mi papá me enseñó a cantar, me enseñó folclor, me mostró música folclórica y con mi hermano aprendí el detalle de la música. También aprendí mucho con un grupo que yo tenía, Sexteto Sur, ahí aprendí música de cámara. El trabajo de grupo es súper importante cuando uno está en la música y además, tuve (sic) estudios formales en el Conservatorio y en la Universidad de Chile, estudios de composición con Rafael Díaz y Óscar Carmona, también de manera particular estudié unos años jazz y ahora estoy estudiando Maestro en música, pero a distancia. Creo que la educación continua todo el tiempo, es experimentar, buscar colores, estéticas, herramientas, técnicas de composición y más que todo es estar escuchando, tomando atención del entorno, no solamente de la música, sino que también de lo que nos rodea, porque eso va enriqueciendo la propuesta musical.
Ser artista de la música es independiente del lugar, no importa si estás en Punta Arenas, Estados Unidos o en Colombia. Ser artista es algo hermoso, uno de los regalos más bonitos que te puede dar la realidad. Ahora, ¿por qué pienso eso? Porque mi mundo como artista de la música es más imaginario. Por ejemplo hay obras que yo tengo como Pali Aike y yo nunca he ido a Pali Aike, eh… Isla Magdalena, tampoco he ido…, entonces para mí esos lugares son solo míos, aunque voy a ir en algún momento. Primero los hago, los imagino y luego que yo ya tengo mi propia Isla Magdalena puedo conocerla. Se ha dado de otras maneras, al revés también, pero con eso quiero decir que el mundo es bastante imaginario, al menos el mío.
En el área económica de la música, creo que Punta Arenas está bien, no está tan mal. Se logra vivir, pero más de las clases que de tocar. No se puede dar conciertos, porque las mismas autoridades no saben de qué se trata el trabajo de la música. Ha sido, en parte, culpa de los mismos artistas el que nos vean así, el que no nos valoren, que no valoren nuestro trabajo que cuesta tanto y que tengamos que trabajar de otras cosas para realizar nuestra labor. En mi caso he logrado llegar a tener alumnos particulares y de eso estoy viviendo, pero no de dar conciertos, no se podría. Afortunadamente ha sido muy gratificante el realizar clases, me gusta mucho.
Realizo clases a niños, jóvenes, adultos, ancianos y sin embargo me gustaría la mayor parte del tiempo no pasar haciendo clases, sino que tocando, componiendo, dando conciertos, haciendo proyectos, grupos y eso no se puede, porque no pagan acá por eso, no es vivir de la música sino algo parecido, pero no lo es. Y no es tan justo, porque cuando uno sale de Secretariado en algún lugar trabaja de eso, en cambio de Composición o cuando uno es instrumentista, no puedes trabajar de eso. Fuera de ahí y, afortunadamente, nunca fue mi intención ganar dinero con esto y por eso no estoy frustrada. Mi intención siempre ha sido ser feliz con esto y eso se cumplió y se va a seguir cumpliendo, por la eternidad, espero, o sea, hasta que me muera. Lo que no significa que yo no pida honorarios por lo que hago, porque es un trabajo también. Otra cosa muy bonita de ser artista de la música en Punta Arenas es que posee una naturaleza muy ruda y si uno escucha mis composiciones va a notar esa fuerza”.
¡Qué genial es escucharte! A ratos es como si estuvieras hablando de un cuadro.
“Se ha tomado prestado muchos elementos de la pintura. Cuando se enseñan los sonidos se habla de la claridad y la oscuridad, es bien interesante esa sociedad de la música y la pintura”.
¿Se podría decir entonces que vivir en este territorio define un modo de abordar la música, la composición y el arte, en definitiva?
“No, el territorio no define un modo de abordar la música, ni el arte. Creo que quien lo define es el artista y su conocimiento, las técnicas que pueda manejar ¿Por qué te digo que no a esa pregunta? Porque no considero que mi música se parece a la de otros compositores que hay en Punta Arenas. Ni si quiera la considero tan parecida a la música de mi hermano. Pienso que finalmente el que coloca ese rasgo estético y esa definición en el arte, es el propio artista. Es mi visión respecto a algo. Pienso que cuando yo miro un objeto u otra persona se produce un tercer elemento y ese es el que finalmente se crea, lo nuevo. Pero tiene que ver con la relación entre los elementos y a veces no necesariamente tiene que ser una cosa, también puede ser una idea. Mi visión respecto a una situación”.
Desde tu posición de artista: ¿Cómo abordas la realidad social del país? En tu lenguaje ¿hay algo que dé señales de los tiempos que vivimos o se aleja de ello?
“En relación al conflicto social, en un inicio me pareció muy bonito y me alegró bastante. Fui a las protestas igual que mucha gente. No me siento especial por eso, porque creo que era un deber. Así como ha sido mi deber ir a votar todo este tiempo. Lo veo como un deber, no como algo que yo tenga que sentirme orgullosa de que estaba protestando, porque en el fondo si hay protesta es porque las cosas están mal, no hay nada de qué enorgullecerse, porque las cosas explotaron. Creo que esa fue mi primera reacción: apoyar, apoyarme. No es que apoye a otro, sino que apoyo mi realidad también.
Mi siguiente reacción fue dudar, como: ¿de dónde nació esta espontaneidad? ¿Por qué se quiso generar? Se permitió la revolución, porque perfectamente nos pudieron haber (…) frenado al inicio y no se hizo y, ahora tengo temor de no ser representada. Yo la verdad no pertenezco a ismos, a un catolicismo, no pertenezco al feminismo, no pertenezco a un partido político, menos soy de derecha, no. Lo único que puedo decir es que soy un poquito más rígida con un pensamiento que tiene que ver con el respeto a la naturaleza, el respeto a la humanidad, al ser humano, entonces reacciono y acciono en base a eso. No soy tan joven para saberlo todo, como dijo Óscar Wilde. Creo que en este momento siento un poco de temor e incertidumbre.
Como persona, es mi responsabilidad saber de mi entorno, de la realidad de mi país y tener una opinión en relación a ello. Esas opiniones me forman como persona y por tanto, todo pensamiento y sentimiento desemboca en mi música.
Sin embargo intento ser lo más poética posible, presentar mi arte con elegancia. Intento crear un nuevo universo para mí, que es imaginario y por lo mismo mi música se está moviendo, puede que escriba sobre injusticias sociales pero puede que no también, no está condicionada.
La verdad es que yo no uso imágenes, no uso máscaras, no uso disfraces en cuanto al arte. Por ejemplo, tengo Nostalgias de arena, que es una obra dedicada a las mujeres que buscan a sus seres queridos, torturados en la dictadura, además y no conforme con eso, muertos, enterrados y desaparecidos. No puede haber nada más cruel que eso. Esto es para ellas, para su dolor, eso basado en el documental Nostalgia de la Luz, de Patricio Guzmán, que me llegó bastante, porque yo no sabía de esa realidad. Por eso nace esta música, así como me ha llegado la Masacre de la Federación Obrera, por eso también tengo obras que apuntan hacia este acto, que manifiestan este enojo y esta rabia, lo que me provoca saber esto y saber que no se puede hacer nada, pero yo no uso mi música como un lavado de imagen. Se da todo muy naturalmente. Yo sigo la línea del respeto hacia la naturaleza y hacia las personas. Ese es mi ismo, nada más”.
Sobre tu proceso creativo ya me has contado un poco, pero quisiera ahondar en eso ¿Se trata de inspiración o repetición de un método?
“Es un poco todo. Las herramientas que yo utilizo tienen que ver con algo prediseñado, pero también tienen que ver con la experiencia, con el ensayo y error ¿Verdad? Donde uno elige la herramienta que mejor puede reflejar lo que quiero decir, lo que quiero expresar. Hay técnicas para desarrollar la música, pero también está esa libertad de elegir cuál ocupar y también está la posibilidad de no ocupar ninguna o hacer una mezcla de ellas o extenderlas, cambiarlas.
Entonces es una idea muy linda, creo yo. Es bastante poético, porque tiene también una reciprocidad entre la libertad y lo establecido, pero siempre prima la libertad. Ahora, ese es un tema que da para largo porque también creo que nosotros tenemos nuestro instinto (…), todos tenemos una serie de información que hemos ido memorizando con o sin querer, desde que somos pequeñitos. Escuchamos cosas y sin querer las vamos analizando, en la medida que nosotros escuchamos música nuestro cerebro está trabajando para desglosar los elementos que están ahí. Siempre hay algo de la música que queremos replicar. Mentiría si dijera que solo es inspiración”.
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Que bello que le den espacio a esta magnifica profesora y compositora. ¡Me gustó mucho leer sus palabras!
Gracias.
Muchas gracias Tomás! Ha sido muy grato para mi presenciar el nacimiento y desarrollo de tus musicas!!! Un abrazo grande !