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Aprendiendo que la oscuridad forma parte de mí

Hoy he transitado por pasillos de un supermercado. Gente que viene y va… Busqué con certeza y rapidez lo agendado en mi memoria: “una ampolleta”.  La encontré, la probé y sí encendía. Todo estaba bien. Me dirigí a la caja, estuve durante 20 minutos en la fila. Escuché conversaciones distantes y observé como una señora sacaba y se deleitaba comiendo una barra de chocolate mientras estaba en la misma espera. Guardó el envoltorio. No puedo decir si pagó lo que había consumido, solo sé que estaba inquieta, apresurando mi carro. 

Me dirigí al estacionamiento. Abrí la puerta del auto. En el asiento del copiloto, sin pensarlo puse las bolsas de la compra. Era la primera vez que innovaba. Sentí que todo era diferente esa tarde. 

Llegué a casa. El nieto en su afán de descubrir lo que traía, tira al suelo 300 páginas de un libro. Mi contrariedad le habrá parecido extraña, intimidante. Se sintió apenado al ver mi expresión y comentario. Supo que su Noni estaba enojada. Su mamá lo toma en brazos y con mucho amor le dice que cuando no se actúa bien, hay que pedir disculpas, perdón. Se acerca tímidamente y me extiende sus delicadas manitas y balbucea un ¡Pedón! (tenía 2 años y medio). Está bien, susurré. Te perdono, pero no lo vuelvas hacer. Sin embargo, la rabia estaba en mí.

Qué me enseña todo este acontecer. Primero, los adultos somos bastante estructurados, cuando nos sacan de lo que llamamos “orden”, nos altera el desorden. Nos enojamos ante el caos y nos reprimimos. Entonces, caemos en la oscuridad que atrapa y oprime, creándose barreras limitantes.

Quién vive en el orden y quién en el desorden. El pequeño no sabe de orden o desorden, simplemente vive el instante para conocer y aprender experimentando. El adulto, que cree estar viviendo en orden, no vive. Está preocupado de su quehacer, mientras el niño simplemente actúa sin pre-ocuparse. No sabe lo que está bien o mal. He ahí la gran diferencia entre los seres humanos. Unos viven ocupándose por aprender y otros pre-ocupándose de su espacio tiempo reinventado sus estructuras anquilosadas.

Si comparamos al menor, es como una avecita que al verse libre de su jaula sale a volar. Experimenta su libertad sin miedo. El adulto sabiendo conceptualmente lo que es “Libertad” se encierra en su propia prisión de deberes impuestos. Busca refugio en la jaula de su ego que lo esclaviza como fiel servidor, sin tomar conciencia que ha creado su prisión. Se impone deberes. Olvida cuál es el mayor de los bienes. Ha perdido la inocencia de la libertad y la libertad inocente del actuar. Inutiliza la libertad al determinar lo que es correcto.

Juguemos a desestructurarnos. Observémonos sintiendo. No juzguemos ni reprimamos el conocer. Ni mil libros leídos nos enseñarán lo que aprendemos con las propias experiencias. Así es el aprendizaje, sin limitantes del hacer y quehacer. 

He dejado en el tintero la esencia inicial de este escrito: la ampolleta. La revisé en casa. Parpadeaba al iluminar. Era una luz inestable. Entonces la reflexión fue sentirme como ella: titilante, insegura, inestable, dudosa, sin certeza de llegar a iluminar. 

Finalmente, llegué a la conclusión que la dualidad es aprender de la oscuridad para Ser.  Fallar fue el ropaje sutil del ego: la apariencia. La Luz es en cada uno. Necesitamos tener claro que debemos pasar por errores para poder llegar al camino iluminado. Podremos fallar una y otra vez, sin embargo, aprenderemos que estar centrados y estables es lo que nos da el equilibrio y neutralidad para poder amarnos y aceptar incondicionalmente nuestra vida.

Me despido con un beso de esperanza,

Todo cuanto aprendamos será 

para vencer nuestros propios miedos

sin creer que ganamos a la oscuridad,

solo reconocer que ella es parte de uno mismo.

Eliana Yáñez Eterovich

Fotografía: freestocks.org

Eliana Yañez Eterovich
eyeterovich@gmail.com | Web | + posts

Nacida en Punta Arenas en 1949, es profesora de Castellano de la Universidad de Chile, con 40 años en la educación. Aficionada a la pintura y literatura, actualmente tiene publicados tres libros. Sus escritos se relacionan al crecimiento personal. Hace 13 años se dedica a Terapias alternativas como Biomagnetismo Médico, Bioenergía, Energía Universal, Fortalecimiento Cuántico, Alineación y desbloqueos de chakras, Reconexión, Método Yuen, entre otros.

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