Pienso en las cosas que el tiempo
Va dejando en el recuerdo
Como fosas mal cavadas
Llenándose de a poco de insectos
Las culebras del pasado
Se escabullen por la noche en silencio
Su veneno me perturba
Asustando lo frágil de mi sueño.
Son las almas miserables
De quienes habitan el averno
Que no dejan que éste vivo
Disfrute en paz su destierro
Transitando muy sereno
Al ocaso de mis días
Me consuelo porque río
Por la voz que lanzo al viento.
El presente es un instante
Que vale más que el pasado
El futuro me lo forjo
Entre triunfos y fracasos
La estación y sus señales
Van variando su frecuencia
Mientras los colores en el cielo
Mañana espero verlos de vuelta.
Ya es de día y la rutina
Invade todo mi horizonte
Caspeando por los montes
Se viene a la ciudad a instalar
Manejando las arenas
Del reloj de nuestras vidas
Me declaro en rebeldía
Frente al mecanismo estatal.
No pretendo ser un monje
Ni el más santo de los santos
Mucho menos policía,
Pues no quiero disparar
Sólo un hombre que combate
A su manera la injusticia
Me cuadro con el prójimo
Frente al estallido social.
Mas no quiero que esa niña
Camine sola por la vida
Anhelando por las noches
El abrazo de papá
Imagino tener nietos
En un campo ver el cielo
Que mi nombre no se extinga
Cuando la parca me venga a buscar.
Mi consuelo son tus besos
O tu pelo libre al viento,
El roce de tu cuerpo
Cuando nos vamos a acostar
El latido que se agita
En tu marco muy inquieto
Cuando a través del misterio
Me propongo penetrar.
Son tus ojos los portales
Hacia tiempos más hermosos
El conjuro que apacigua
Esta eterna tempestad
El querer la trascendencia
Tiene un costo como Aquiles
Cuando en la guerra de Troya
Se logró inmortalizar.
Por lo pronto me despido
De estas hojas en blanco
Anhelando que mañana
Las pueda volver a llenar
Con palabras que me nacen
Del profundo imaginario
Y a través de las cuales
Me aprovecho de expresar.
Alexander Santander Olate
Profesor de Historia y Ciencias Sociales.