Me acerco a las tinieblas de tu abandono. Tomo tus pechos latifundistas con mis manos llenas de tierra, hundo en ellos el sudor de mi trabajo. Los beso con esta boca ausente de pudor, con frenesí y espasmos. Beso tus pechos perfectos con mis labios hambrientos. Te lamo los pistilos duros y tiernos. Los muerdo con la agonía de mi respiración. Beso tus montañas con la furia de esta lejanía. Muerdo en ellos la sangre del planeta. Mis manos firmes aprietan tu piel amazónica y salvaje. Bajo por tu vientre ecuatorial hasta llegar a tu centro. Es el origen de todos los cielos. Allí confluyen cascadas y abismos. Bebo de tu jugo más intenso. La vida entra en mi cuerpo. Siento tus gemidos de bosque llenos de augurios y delirios. Mi tierra está dura y yerta, entro en ti lento y profundo. Entro desde mi Augusta mansedumbre. Nos movemos como un ciclo natural e involuntario. Te miro a los ojos amerindios mientras nos amamos llenos de cadáveres. Eres un volcán, una tormenta, me inundas y te festejo, te siento en mis huesos , arrodillado de tinieblas y esperanza, siente como las estrellas son cómplices de este nacimiento, te vendrás con toda tu sangre América, te vendrás a renacer en mis cartílagos América, me amarás como aman los cóndores y saltaré de tu vientre como un hijo, ansioso y pleno, porque soy tuyo, porque eres mi continente emancipado y rebelde, no matarán en ti la vida bajo la lluvia, el animal poderoso de las estepas, las lengas porfiadas de la Patagonia, me hundiré mil veces en tu extenso cuerpo para nacerme, porque sin ti la patria única de las estrellas queda en silencio. Soy tuyo y tú eres del viento.
Mauricio Guichapany
Actor y dramaturgo chileno.
Maravilloso