Marzo ha sido un tiempo poblado de manifestaciones y conmemoración en torno a los derechos de las mujeres. Cada 8M hemos asistido a marchas multitudinarias, actos, instalaciones artísticas y diferentes expresiones autoconvocadas por movimientos y coordinadoras feministas a lo largo del país.
En este proceso, Magallanes ha marcado una gran presencia tornando sus locaciones en el escenario natural para una gran marea de pañuelos violetas y verdes, a los cuales se han sumado banderas de las comunidades LGTBIQ+, organizaciones sociales y políticas. Este año, como ya es tradicional, el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, reconoció el liderazgo de ocho mujeres en Magallanes. Tu Aldea conversó con una de ellas: Patricia Ojeda Mayorga, sobre su visión en torno a la mujer en el Chile actual y la Patagonia.
Patricia Ojeda Mayorga es una destacada defensora de derechos humanos en Magallanes. Desde los años 80’, siendo una niña, protagonizó el proceso de recuperación de la democracia en Chile, como integrante de una familia de sobrevivientes de la dictadura civil militar y ese sello ha marcado su impronta, ya que, a lo largo de su vida, se ha dedicado a luchar incansablemente por los derechos ambientales, el trabajo de memoria y el feminismo. Precursora y fundadora de movimientos y procesos de transformación social, destaca por su consecuencia e ideales.
Integró y activó en la Asociación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP) Magallanes, siendo una de las impulsoras de la instalación del Memorial de Derechos Humanos en el Cementerio Municipal de Punta Arenas. Socia fundadora del Frente de Defensa Ecológico Austral, mantuvo un compromiso constante durante 10 años, por la defensa de Isla Riesco ante la llegada de la Empresa Mina Invierno.
Socia Fundadora de la Agrupación Hijo/as y nieto/as por la Memoria ha liderado el trabajo de recuperación del sitio de Memoria Colón 636, activando la realización de un robusto programa de actividades socio culturales de memorias y derechos humanos.
Socia fundadora de la Colectiva Cueca Sola Punta Arenas, marcó diversos hitos históricos, siendo uno de los más recordados, la reciente conmemoración de los 50 años del Golpe Civil Militar del 11 de septiembre de 1973, mediante una maratónica jornada de 50 Cuecas Solas por la Memoria. Activa feminista, lideró la actividad Instalación artística Zapatos Rojos (de Elina Chauvet) y la marcha en el Día Internacional por la No Violencia contra la Mujer en Punta Arenas el 25 de noviembre de 2013 y un sinnúmero de intervenciones artísticas destinadas a crear conciencia por la no violencia en contra de la mujer. Lideresa en el trabajo de fomento lector, desde una perspectiva consciente y social. Escritora, librera, creativa y siempre comprometida con los procesos sociales de su entorno.
La agrupación Hijo/as y nieto/as por la Memoria, presentó la postulación al reconocimiento de Patricia Ojeda Mayorga, considerando su entrega a la promoción de igualdad sustantiva de derechos, trato y participación, ya que según explicaron: “En todas las instancias que desarrolla su activismo pone como centro la paridad y es ella misma, quien por medio de notables y contundentes argumentos ha generado una escuela en el despliegue de la gestión socio cultural y de defensa de derechos humanos. Muchos de los contenidos ideológicos y las líneas editoriales de las organizaciones en las que activa, son materia de su aporte intelectual y su profunda capacidad analítica”.
Asimismo, argumentaron que ha trabajado activamente por las vidas libres de violencia, como defensora de derechos humanos, liderando campañas desde la gestión de ideas, la creatividad y el diseño estratégico comunicacional. Difunde y defiende los derechos sexuales y reproductivos, tal es el caso de su gestión en la Agrupación Más Libres, Más Seguras, destinada a promover el Aborto en tres causales y ha participado en todas las marchas multitudinarias en esta temática.
A continuación, puedes leer la entrevista a Patricia.
Tu Aldea: ¿Cómo recibiste este reconocimiento de Mujer destacada?
Patricia: Fue muy especial. Yo siempre he tenido reconocimientos colectivos con las compañeras de la Cueca Sola o con amigas, donde una sabe que se está reconociendo un trabajo de todas. El reconocimiento fue un golpe de energía. Creo que también, una, dentro de todas las actividades que hace, las hace de forma muy idealista, con mucha convicción, con todas las horas de voluntariado que implica el hacer y de repente una se cansa y estos son empujes para decirte: “Estás bien”. Fue un reconocimiento muy especial porque lo hizo mi Agrupación de Hijos y Nietos por la memoria, con la que llevamos un trabajo de casi 10 años muy intensos y que, nosotros entendemos, ha significado tremendos aportes a la comunidad. Y que mis compañeros hayan dicho: “Sí, este año es Patricia, porque quizás es el momento de decirle acá estamos”, lo siento como un doble reconocimiento.
Tu Aldea: Hablando de la agrupación de derechos humanos ¿Podrías comentar sobre tu sensación a 50 años del golpe militar? ¿Cómo lo ve una hija? ¿Cómo lo vives?
Patricia: Es un tema que lo hemos conversado mucho como hijas, nietas y bisnietas de la memoria, no solamente en la conmemoración de los 50 años, sino que lo hemos ido construyendo desde hace mucho, mucho tiempo. Saber que hay un activismo, que efectivamente nunca una lo planificó. Porque es importante decir esto, cada vez que nos encontramos con personas que hacen actividad, voluntariado, idealismo y acciones en torno a derechos humanos y memoria, son personas que, en su gran mayoría, les tocó esta historia, que pudieron haber tenido otras historias de no haber ocurrido el golpe militar y, cuando una se enfrenta a una realidad tan brutal como fue el quiebre de la democracia y el quiebre de nuestras familias, ya sea por prisión política, por tortura, exilio, relegación o cualquiera de las violaciones a los derechos humanos brutales que las personas en Chile tuvieron que sufrir, una puede decir que la vida pudo ser diferente. Pero hubo un grupo de personas que no se quedó en la casa, hubo un grupo de personas que nació con esta historia, que creció con esta historia y que la fue formando como una necesidad vital de justicia, como la necesidad brutal, en su momento, de libertad, como una necesidad hoy día de contar con garantías de no repetición.
Cuando una hace activismo y de repente se habla mucho del liderazgo, yo creo que no son liderazgos pensados, jamás lo fueron, ya que en esta situación nos tocó estar, sin alternativa y en estas luchas una levanta la voz y lo toma como una necesidad de ir avanzando y de repente nos toca a nosotras, algunas hijas, tomar estas vocerías, que no son vocerías de personalismo que son vocerías y figuraciones que son muy peligrosas porque no son reconocidas por todos. Igual se crea mucha violencia hacia quien alza la voz, pero una no claudica ante el miedo, aún en estos tiempos, que una podría decir que hay una democracia, una sigue clamando por valores superiores. Acá no hay personalismos, sino una constante búsqueda de reparación, una constante búsqueda de una sociedad mejor y eso implica el crear una construcción de personas que se involucra en temas no solamente de lo que te tocó a ti, sino de Medio Ambiente, de Feminismo. Incluso de nuevas formas en los temas de vivienda, en los temas de animalismo etcétera, pero hay una connotación distinta porque tú lo haces sabiendo que todo eso es una construcción hacia el futuro, para que todos estemos mejor, no solamente para que un grupo chiquitito sea beneficiado sino para todos.
Tu Aldea: A propósito de eso que mencionas de que no es una elección ¿cuál es el costo de ser una activista en este tiempo?
Patricia: Por eso son importantes los reconocimientos y cuando se premia a las mujeres que históricamente no fueron reconocidas, uno va viendo que hay diversos temas de medicina, de dirigencia, en el arte y la cultura, etcétera y especialmente en temas de derechos de las mujeres, que son acciones que demandan un alto costo de vida, en horas, en no favorecer proyectos personales, en sacrificar horas de descanso, con mucha alegría, con mucha fuerza, vuelvo a la palabra de la convicción, pero el costo que tiene es que siempre estamos corriendo con la vida y nunca viviendo intensamente la dignidad, que no nos ha llegado, por eso corremos en busca de ella.
Tu Aldea: Una de las cosas que tú has abordado dentro de tus activismos es el tema ambiental, la ecología y el feminismo ¿Crees que en Magallanes y aquí en Punta Arenas existe una manifestación de ecofeminismo?
Patricia: Yo siento que las mujeres están en todo y liderando en todo, partamos de eso. Siento que, en el mundo de la memoria, aunque la gran mayoría de las personas que vivieron prisión política en Magallanes fueron hombres, las que llevan el activismo son las hijas y son muchas más que lo que uno hubiese pensado. En mi caso, la lucha medioambiental nace, inclusive, por la prisión política de mi padre, quién era tremendamente conservacionista y ambientalista en su tiempo. Viene de una rama académica del mundo del agro y se formó en la Universidad de Osorno, como técnico agrícola el año 69, dedicándose especialmente al mundo de la agricultura y no de la ganadería. Él amaba la tierra y la sigue amando y en ese amar la tierra y en ese activismo político el optó por renunciar a la Democracia Cristiana e irse al MAPU y cuando viene acá ingresa a INDAP, como funcionario público. Seguimos en el mundo, no de la ciencia dura de las matemáticas, sino en el mundo medioambiental como una herencia casi genética y mientras está en Dawson realizando trabajos forzados lo ponen en el sector de la huerta y se dedica a cultivar los zapallos italianos y lechuga con otras personas que también eran del mundo agrícola y él veía los caiquenes y quizás eso lo ayudó a sobrellevar la prisión política, la contemplación de la naturaleza.
Siempre nos inculcó eso, el crecimiento de las plantas, los huertos familiares que hoy fueron reconocidos por la Iglesia Católica como una forma en Magallanes de construir solidaridad, de construir paz en momentos de dictadura y él también, obviamente, a su familia. Él lo hizo tanto en Punta Arenas como en Natales, nos enseñó a nosotras adolescentes (tres hermanas), cómo se sembraban los zapallos italianos, muy chicas, y, los 90’ fueron de contemplación y de entender la importancia de la observación de pájaros, de ballenas, delfines y demás, o sea, entramos derechamente con él al mundo medioambiental y cuando hablamos de ecofeminismo, nosotras vamos integrando, o en mi caso yo voy integrando los derechos de las mujeres con esta historia, que en su momento es muy naif este amor por la naturaleza, pero que se va empapando de contenido político posteriormente, o sea, yo en los 90’ iba con mi papá a escuchar cantos de pájaros.
Diez años después estaba defendiendo, primeramente, el Humedal Tres Puentes, que fue una de las primeras manifestaciones del nuevo siglo. No estamos hablando de las luchas anteriores, sino del nuevo siglo, de empezar a decir que los humedales importaban, que las aves importaban, que no podía haber una política urbana que fuera tan macabra que pudiera afectar ese terreno y ahí nos fuimos encontrando las hijas de la memoria, en estos grupos y también saltamos con muchas mujeres muy fuertes a la defensa de Isla Riesco y con una mirada que no solamente sabía y entendía que no se trataba de paisajismo, sino que también era una lucha social por comunidades que iban a ser afectadas, en este caso por el carbón, en todo Chile y especialmente en el norte de Chile y donde las mujeres también tenían este activismo.
Entonces empezamos a confluir no solamente en la calle, sino en un pensamiento de Madre Tierra, de tierra sagrada, de tierra que nutre, de tierra que alimenta y que no puede ser contaminada, no puede ser extraída, no puede ser violentada y que la violencia hacia la naturaleza también es violencia hacia las mujeres. Creo que lo entendimos muy prontamente y eso nos llevó, por lo menos en mi caso, a entender lo que es el ecofeminismo. Yo entiendo que hay muchas compañeras que están trabajando profundamente en el ecofeminismo. En Magallanes las mujeres van adelante, no solamente con temas asociados a la conservación de especies, sino que son de un discurso mayor por una naturaleza que está tremendamente dañada y que tiene que ser reparada.
Finalmente volvemos a la noción de reparación o de efectivamente no violación de los derechos de la naturaleza. Entonces vamos redondeando en todos los temas como una lucha común. Yo creo que ese paso, por lo menos que transitamos muchas hijas de la memoria, de haber conocido esta lucha medioambiental nos prepara también para un segundo tiempo en temas más grandes de memoria. Yo siento que todo lo que dimos en dictadura todas las niñas que salimos a la calle, en los años 90 tuvimos una pausa por los nuevos tiempos. Yo creo que fue muy difícil y también una lucha, no caer en una mentalidad neoliberal, no transar ideales en los 90’. En este nuevo siglo aparecen todas estas mujeres que empiezan a recuperar y tomarse la calle y después empiezan a pensar en políticas públicas y esas políticas públicas y esas acciones también repercuten en memoria.
Cuando recibía el reconocimiento pensaba en todos estos tránsitos, en cómo nos fuimos aliando las mujeres y como tuve el privilegio de estar con muchas de ellas, tremendamente fuertes y que empezaron a instalar temas en la región que estaban invisibilizados, olvidados o efectivamente negados. Y, en memoria yo siento que la creación de Hijos y Nietos por la Memoria, que en ese tiempo era bajo un nombre masculino neutro, fue súper importante porque empezamos a emerger como generación y de ese emerger surgieron otros grupos como La Cueca Sola, en mi caso, que se tomó el tema (que siempre una lo ha tomado) de la ejecución política y la desaparición forzada en nuestro territorio, con víctimas locales y nacionales, pero que tenía la herencia de las ancestras que bailaban la cueca sola. Posteriormente, viene esta nueva oleada feminista donde una va acompañando y trabajando con las compañeras y se va formando esta larga memoria feminista en todos los ámbitos, donde una siempre va a llevar el tema de la memoria.
Tu Aldea: Considerando todos los ámbitos de lucha que has asumido ¿Cuáles son tus expectativas con respecto a los derechos de las mujeres, derechos de la naturaleza, en el contexto mundial de crisis climática y en memoria, de aquí al término del siglo? ¿Cuál sería el mejor escenario?
Patricia: A nivel local, nacional y mundial en este siglo que estamos comenzando, ya con 24 años avanzados, espero que no terminemos con una tierra devastada, ni con la mitad de la población muerta por guerra, o sea, esa es mi esperanza. Espero sinceramente que todo lo que hemos pensado, todo lo que hemos creado en comunidad, las personas que sentimos que los derechos humanos están primero sea la narrativa que construya todo este devenir.
Espero que al final del siglo podamos hacer a una evaluación de tiempos muy convulsionados al comienzo, inclusive con una pandemia, con estallido social en Chile, con el sinsentido de no haber tenido una nueva Constitución y quedarnos con una que es, no solamente instaurada por una dictadura, sino que valida un modelo neoliberal líder en el mundo y que está instalado en Chile. Creo que estos elementos son la convulsión que nos va a llevar a una reflexión y un cambio, eso es lo que espero. No quiero que el negacionismo sea el que se instale y que estemos en un próximo ciclo recuperando memorias, que hoy día son tan evidentes como que en Chile hubo violación a los derechos humanos durante el estallido o que las mujeres han ido transitando cada paso y cada logro con compañeras muertas o que sacrifican su vida, sus maternidades.
Quiero una narrativa luminosa que dé paso a un mundo más digno y de derechos en todo el planeta y para el planeta, creo que si estamos en crisis climática es el momento de dar un giro en el pensamiento mundial, hay que cambiar conductas, debemos eliminar los abusos en contra de la Tierra. La esperanza está ahí, intacta, para dar vida a un proyecto mundial colectivo que sea lleno de felicidad para la gente, porque eso necesitamos, un buen vivir.
Actualmente vivimos un momento de pausa por no haber logrado un cambio profundo, porque en Chile no se quiso, se instaló la mentira, se instaló el poder del dinero para no aprobar una nueva Constitución. Yo soy una de las personas que aún sigue creyendo que esa nueva Constitución tenía todos los pasos para lograr esta felicidad que esperamos y creo que el camino está en seguir analizando este trabajo, que fue de mucha ciudadanía, que fue de mucha población, que fue totalmente participativa y que esos son los elementos que nos sirven para guiar el futuro.
Tu Aldea: ¿Quieres expresar algo más?
Patricia: Lo que se viene es un trabajo grupal, colectivo, no nos sirve hacer grupos pequeños. Si no estamos todos en la misma sintonía es imposible cambiar, girar el mundo hacia la felicidad. Acá al que se queda en la casa, el que evade la realidad, el que niega la realidad y el que no se activa para construir un mundo mejor está cayendo en ser un cómplice activo y pasivo de una destrucción de nuestra tierra, de nuestro mundo y de un futuro próspero para todas las próximas generaciones.
Finalmente, me gustaría decir que la temática de la memoria es fundamental y que debe ser abordada, no solamente en los colegios, sino en cada organización social, en cada institución del Estado, debe haber formación en torno a derechos humanos y memoria.
Fotografía principal: Retrato de Patricia Ojeda Mayorga por @Habitagonia
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