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Origen del Parque María Behety

(Segunda parte y final)

Cuando el entonces regidor Ernesto Guajardo Gómez expuso su proyecto de transformar un sitio natural, pero completamente abandonado al sur de la ciudad, en un espacio verde que sirviera de manera simultánea como lugar de esparcimiento para las familias y de centro de convenciones para fomentar la actividad turística, muchos de los ediles que estaban presentes en las reuniones del verano de 1961, expresaron su admiración por la iniciativa y otros, no ocultaron su preocupación, porque, el proyecto en cuestión, se dividía en varias etapas y necesariamente había que encontrar financiamiento que la Municipalidad de Punta Arenas no disponía.

En secreto, si la moción presentada era aprobada en la Municipalidad como efectivamente ocurrió, el regidor Guajardo habló con el diputado Alfredo Hernández Barrientos, que se hizo cargo del proyecto, presentándolo a la Cámara con el objetivo de conseguir recursos para su concreción.

En síntesis, la iniciativa contemplaba habilitar una cancha de fútbol con graderías organizadas, servicios higiénicos, camarines. Se pensaba construir dos canchas para la práctica del tenis y un pequeño gimnasio multipropósito, ideado para jugar basquetbol, pero que al mismo tiempo, podía servir como sala de conciertos, de conferencias o para representaciones teatrales.

Los arquitectos Ponticas y García, a instancias de Guajardo, reservaron un amplio espacio para habilitar un museo al aire libre que exhibiera flora y fauna terrestre; flora y fauna marina; con antecedentes humanos e históricos de nuestra región.

La fórmula para financiar el proyecto consistió en la aplicación de un gravamen a todos los vinos, cervezas y licores que se internaban al muelle de Punta Arenas por el concepto de Puerto Libre. En principio, parecía una contradicción querer aplicarle un impuesto a los productos bebestibles procedentes del extranjero, que habían sido declarados exentos del pago de aranceles a consecuencia de la dictación de la Ley N° 12.008, pero pronto, tanto los ediles como la opinión pública, tomaron conciencia que la medida de crear un Parque de Recreación Múltiple, era mucho más importante para la comunidad.

En definitiva, se resolvió que la obra costaría mil doscientos millones de pesos, un millón doscientos mil escudos de la época, (en ese momento el país experimentaba el cambio de moneda, de peso a escudo) y que se pensaba ejecutar en un plazo máximo de veinte años. Se decidió materializar el proyecto en base a la recaudación de impuestos a las bebidas alcohólicas y que la administración del Parque estaría en manos de la Municipalidad. A su vez, se determinó que:

“El producto de este impuesto a recaudar va a ser destinado en porcentaje de un 50 por ciento a Punta Arenas, un 30 por ciento a Natales y un 20 por ciento a Porvenir. Las Municipalidades de las vecinas localidades de acuerdo con el artículo 4° del proyecto, podrán usar los porcentajes que por estos conceptos perciban para la construcción de locales deportivos, creación de plazas, jardines y locales para la recreación y esparcimiento de la ciudadanía. La cantidad por la aplicación de estos impuestos llega a la suma de E°111.697,10, pero, las modificaciones que se harán al primitivo proyecto seguramente alterarán estas cifras”.

¿Qué pasó con el proyecto? Hasta 1973 se implementaron algunos pasos, otros no se pudieron realizar porque los dineros fueron absorbidos por la Corporación de Magallanes (CORMAG) y reasignados para la consumación de otras obras de envergadura, como el Estadio Fiscal, o el Edificio de la Intendencia.

¿Qué se alcanzó a realizar? Al menos el gran sitio eriazo, se transformó en un verdadero parque municipal. Se construyó primigeniamente la cancha de fútbol, que después, se convirtió en el campo deportivo de la liga del Barrio Sur y más tarde, de la Asociación del mismo nombre. Se habilitó una hostería modelo, a pasos de la población Fitz Roy, límite sur de la ciudad, por aquel entonces; pero lo más significativo, fue el aspecto humano. Cada fin de año, la Ilustre Municipalidad regalaba un paseo con comida y regalos, a todos los niños y estudiantes de Punta Arenas.

Muchas de las ideas originales que corporizaron al proyecto, podrían reinventarse. El parque María Behety con un poco de iniciativa, inventiva y de gestión, perfectamente puede ser a mediano plazo un gran espacio multicultural y un área verde privilegiada, cuya implementación podría inspirar la creación de más y nuevos espacios similares, respetando y comprendiendo por cierto las diferencias toponímicas de cada lugar, en nuestra ciudad, como en todo Magallanes.

Fotografías: Akin Barría 

Víctor Hernández Godoy
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Escritor. Autor de libros de cuentos y ensayos históricos, entre ellos, "La misión franciscana San Arcángel en la colonia de Punta Arenas (1844-1878)" y "Epopeya del Barrio 18 de Septiembre: la Comuna".

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