El lunes 08 de noviembre se procedió a la extracción del abedul que permanecía con vida en el vértice superior oriente del sitio de memoria Colón 636 “Casa de los Derechos Humanos”, el cual soportó vientos de gran intensidad y un atentado incendiario, perpetrado el 28 de febrero de 2020.
Las maniobras de extracción y traslado estuvieron a cargo de la Secretaría Regional de Bienes Nacionales, con el apoyo de profesionales de la Universidad de Magallanes, quienes supervisaron el traslado del individuo hasta el Instituto de la Patagonia y con la presencia de dirigentes de organizaciones de derechos humanos.
Julio Yagello Díaz, ingeniero agrónomo de la Umag presente en la faena, explicó que este abedul se vio expuesto a un fuerte y duro estrés, lo cual podría explicar que se mantenga deshojado y prácticamente muriendo en época primaveral, cuando los árboles de su especie lucen frondosos. Asimismo, lo catalogó como una planta extremófila, es decir que sobrevive en condiciones extremas, como las que experimentó este individuo, adherido a un muro y extendiendo sus raíces entre las grietas de la construcción.
Lo más sorprendente, según indicó Yagello, es que el abedul no está muerto, sino en una especie de latencia autogenerada por el estrés. Por lo que fue trasladado a un recinto para su rehabilitación. Junto con ello, se extrajeron esquejes que serán enraizados para su clonación. Además explicó que el árbol madre estaría ubicado en el bandejón central de avenida Colón. Probablemente como obra del viento o por intervención de algún ave, la semilla se trasladó hasta el muro donde creció.
“Este árbol sobrevivió al viento y al incendio, superó todas las expectativas de vida. Mi esperanza es que vuelva a generar raíces y clonar sus ramitas”, puntualizó Julio Yagello.
Este abedul ocupa la imagen central de la tapa de la Cartografía Sitios de Memoria en Magallanes, publicada recientemente. En la nota explicativa del libro se expresa lo siguiente: “La imagen de portada fue capturada por Akin Rodrigo Barría Guerra, el 03 de diciembre de 2020. En ella se aprecia el detalle de un árbol trepando el muro de ladrillos en la Casa de los Derechos Humanos de Punta Arenas.
Se trata de un abedul joven, cuya corteza es elegida en distintas latitudes del planeta para la manufactura de artefactos de larga vida. Esto, por su carácter incorruptible. La persistencia de este individuo arbóreo remite a una metáfora viviente de la memoria, que se resiste al negacionismo y al paso del tiempo. Así son todas las memorias, no hay incendios ni derrumbes que las puedan abatir. Ellas siguen empinando, como en un mudo intento por sobrevivir”.
Las fotografías que grafican esta nota son de José Guaquin Soto.
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