Cuando el mayor porcentaje de la población sorteaba los efectos de adaptarse a la pandemia del Covid-19, el Movimiento Ciudadano Proverde libraba una gran batalla por la defensa de los árboles centenarios de la plaza Benjamín Muñoz Gamero, tema que le mantuvo en acción prácticamente seis meses y que aún cuenta con desafíos por lograr.
Ello, en reacción a la decisión del alcalde Claudio Radonich de talar algunos de los árboles más antiguos de la plaza de Punta Arenas, basado en un diagnóstico que la empresa Poda & Talas Chile Limitada realizó en julio del año 2018, donde se individualiza y clasifica a una serie de especies arbóreas, recomendando su tala en corto plazo y monitoreo.
Lo anterior desencadenó una potente campaña de defensa que se gestionó mediante la plataforma change.org y que sumó a más de 14 mil personas diciendo: “No a la tala de árboles en Punta Arenas” y la creación de una mesa técnica, integrada por distintos profesionales que aportaron con sus conocimientos y experiencia, cuyo principal producto fue la creación de una matriz de evaluación que contaba con más elementos para el análisis, ya que hasta los mismos profesionales que efectuaron el primer diagnóstico, señalaron que este no era concluyente.
La mañana del 13 de octubre, los ingenieros Vilaboa y Ruiz, expusieron la Propuesta de una metodología para la evaluación visual del arbolado urbano y las acciones pendientes a mediano y largo plazo, ante la comisión de Medio Ambiente del Concejo Municipal que lidera la concejala Verónica Aguilar. Al respecto, el ingeniero Juan Ruiz indicó: “Hoy terminamos una etapa definida en la mesa del arbolado urbano y ya tenemos uno de los objetivos cumplidos, que era definir la metodología para evaluar árboles riesgosos”.
El 14 de octubre, los ingenieros forestales Andrés Vilaboa y Juan Ruiz, expusieron ante el Concejo Municipal, el resultado de la evaluación visual de los árboles de la plaza Benjamín Muñoz Gamero calificados como riesgosos, una herramienta generada en el marco del trabajo de la mesa técnica de arbolado urbano.
En el ejercicio de la primera etapa de la mesa que efectuó seis reuniones y dos visitas en terreno, el Movimiento Pro Verde con el apoyo ad honorem de los ingenieros Vilaboa y Ruiz, gestionaron la incorporación del climatólogo Nicolás Butorovic, quien aportó con antecedentes valiosos sobre las condiciones de viento y un plan de seguridad, también convocó a Javiera Gaona, encargada de la Oficina Técnica Regional del Consejo de Monumentos Nacionales, quien entregó directrices sobre patrimonio y zona típica, de acuerdo a la declaratoria de la plaza, al ingeniero civil Juan Francisco Miranda, quien entregó criterios estructurales para evaluación de riesgo de colapso de árboles, dejando en evidencia la necesidad de incorporar esta noción a la planilla. Por su parte, Juan Ruiz, gestionó el aporte del ingeniero forestal Cristian Fuentealba, asociado al Manual de detección y evaluación de defectos peligrosos en árboles urbanos, que se fusionó con la herramienta inicial y que dio lugar a la matriz final.
El resultado de esta evaluación, arrojó que el único individuo que se encontraba en situación de ser extraído era el árbol #20 y no cuatro, como había afirmado el alcalde Radonich. Se trataba de un ciprés macrocarpa ubicado en la esquina de la plaza que une avenida Roca y calle 21 de mayo. Los ingenieros Ruiz y Vilaboa propusieron, además, proceder al análisis del tallo a fin de colectar datos de su estructura interna y estado sanitario, procurando un registro y análisis de la información.
Acerca de este proceso, Otto Gesell, del Movimiento Pro Verde señaló: “Como ciudadanos y ciudadanas notamos desde un comienzo que la evaluación realizada a los árboles centenarios de la plaza no contenía todas las aristas involucradas. En ese sentido, fuimos un aporte a la transparencia y probidad, generando un insumo más detallado que será de gran ayuda para futuras decisiones, en las que esperamos seguir siendo partícipes”.
El término de esta etapa fue concluyente al señalar que es de vital importancia mejorar las condiciones del vivero municipal, reducir intervenciones que afecten a los árboles y sus raíces, ello considerando que los diseños paisajísticos que incluyen la utilización cada vez más creciente de cemento, ha dañado directamente a las especies arbóreas. Lo que unido a prácticas humanas carentes de criterio, ha producido un daño indiscriminado a los árboles, instalando clavos, luces y otros objetos en sus cortezas.
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