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Viajes y memorias kawésqar: Rosa del Carmen Osorio

Rosa del Carmen Osorio, mujer kawésqar, desde temprana edad vivió los cambios que Occidente impuso sobre su pueblo y que le significaron pasar de una vida canoera a la radicación en la ciudad de Punta Arenas.

Nació en los canales occidentales de la Patagonia alrededor de la década de 1930, o posiblemente antes, ya que según relata su hija Silvia Bustamante Osorio, al momento de ir a inscribirse en el registro civil ya tenía alrededor de 14 años. Su familia se habría formado en la zona de Puerto Edén y posteriormente habría migrado al sur. Su madre fallece cuando Rosa del Carmen es todavía muy pequeña, criándose con su padre y sus hermanos. Los nombres occidentales de su madre y padre fueron Rosita y José, sobre lo que Silvia relata:

“Lo que pasa es que se suponía que los nombres que todos ellos tienen no les pertenecen, porque ellos, o iban poniendo nombre en el lugar donde estaban o con algo que se parecía, o algo que ellos destacaban (…) se los colocaban aquí en el registro civil para tener un nombre.”

Sobre su infancia, Silvia agrega que su madre le contaba:

“Cuando era niña andaba a pies pelados descalza en la nieve, en la escarcha, comíamos lo que había, cosas del mar, algún pájaro por ahí, y dormíamos en unos at, porque at son esas como casas que ellos hacen con cuero de lobo, y el lobo nos servía, dice, como alimento, como casa y como remedio, porque el aceite de lobo los fortalecía (…) Ella nos contaba así, que ellos caminaban de un lado a otro, que ellos pescaban, que ella simplemente a pie pelado se metía al mar a sacar mariscos y con eso se alimentaban, que no tenían lugar estable donde vivir, que andaban por todos lados…”

En estos tiempos de radicales cambios históricos para la sociedad kawésqar, Rosa del Carmen llega al sector del Faro San Isidro con su familia, lugar donde empezaría a trabajar con tan sólo cinco años de edad. Un tiempo más tarde, se separaría de su padre para no verlo nunca más, siendo esto muy significativo y recordado por Rosa del Carmen. Luego, alrededor de sus siete años de edad, llega a Punta Arenas:

“… y contaba con mucha pena que a ella la trajeron más que como persona como esclava a Punta Arenas, porque la trajeron así como con harapos, sin zapatos, con lo que traía y la tenían encerrada y que haga aseo y que limpie y todo eso. Y hasta que fue más grandecita y se pudo zafar de eso, [empezó] a trabajar por sí sola y ella me contaba que probó los zapatos cuando tenía como 14 años. Ella no fue a la escuela (…)”

Su juventud en Punta Arenas fue muy solitaria, tuvo contacto con muy pocos familiares, pero con el paso del tiempo se fue encontrando con gente conocida, destacando los lazos con personas del sector de Río Verde, en particular de la zona de la Estancia Las Coles. También se reencontraría con sus hermanos José y Arturo, ambos trabajaban en la pesca y fallecerían en el mar.

A sus 30 años, Rosa se casa con José Belarmino Bustamante Oyarzún, oriundo de Chiloé y trabajador de ENAP, teniendo dos hijos y dos hijas. Por las noches, Rosa del Carmen le contaba cuentos e historias a sus hijos y manifestaba con pena extrañar a su padre. Nombraba muchos lugares por donde anduvo, incluidas la zona del Estrecho de Magallanes, Bahía El Águila y Río Verde en Seno Skyring. Hablaba en kawésqar solamente en la intimidad, cuando cantaba y cuando se reunía con sus hermanos. Silvia dice que ellos, como hijos, no se interiorizaron en lo que significaba todo aquello sino hasta ser más grandes y conscientes:

“Me daba vergüenza que a mi mamá la insultaran y le dijeran chonka… la trataban como mal, le decían la india alacalufe… y sonaba feo, me dolía mucho y a mí me daba vergüenza pero con el tiempo entendí… qué orgullo que sea parte de esta etnia, de ser hija de una persona tan importante, porque mi mamá fue un tesoro…”

Sus últimos años los pasó en el Establecimiento de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM) “Cristina Calderón Harbán”, por afecciones relativas a su avanzada edad. A sus aproximados 90 años, Rosa del Carmen Osorio fallece en octubre del año 2018 en Punta Arenas. Sus familiares esperan poder ir a dejar sus cenizas al sector de Bahía El Águila, tal como fue su deseo manifestado en vida. Rosa del Carmen alcanzó a ver la formación de la comunidad kawésqar a la que actualmente pertenece su familia. Desde estos espacios comunitarios, hoy en día se busca recuperar y relevar la historia de esta mujer kawésqar que enfrentó la exclusión, la discriminación y el racismo de la sociedad colonial. Hoy en día, estos pequeños grupos familiares han ido fortaleciendo sus lazos con otros grupos familiares kawésqar y comunidades, asumiendo el desafío de reconstruir su propia historia con miras a la defensa territorial.

(Este texto se realizó en base a la investigación comunitaria de la agrupación Comunidades Kawésqar por la Defensa del Mar y los siguientes artículos de prensa:

El Magallanes, Las nómadas del mar que a través del océano emigraron a la ciudad por Mario Isidro Moreno, 28 de mayo de 2017:

El Magallánico, Pueblo Kawéskar perdió hoy a una de sus antiguas representantes, 11 de octubre de 2018:

Centro de Estudios Subsur
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  • Consuelo Tardones V., antropóloga
  • Nicolás Águila M., antropólogo
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Stefaan Oplinus

Viva el pueblo Kawésqar! Stefaan Oplinus desde Flandes, bélgica, Europa

Jorge

Hola me gustaría tener algún contacto con la o las personas que realizaron el trabajo de investigación.

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